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Marco Avilés

Tambobamba

Hace unas semanas me presenté al examen para convertirme en ciudadano de Estados Unidos, pero mi mente estaba lejos, en mi país. Durante días me había preparado para responder preguntas del tipo: ¿Cuántas correcciones ha tenido la Constitución? Respuesta: 27. Y mientras estudiaba en inglés la historia del que pronto sería mi nuevo país, mi segunda patria, me preguntaba en qué momento perdí el quechua. De niño, en Lima, yo le llamaba urpi al pene, puputi al ombligo, cconicha al calor. Mis hermanas me llamaban cuchi. Y apodaban manca senqa al peluquero de barrio. Yana runtu, runtu huasi, azna siqui. Huq, isqa, pishja, tahua, sojta. Opa. Ypalla. Iman sutiqui. Allillanchu Canqui. Manan. Ari. Esas palabras nadie me las enseñó, estaban en el aire de mi casa, y aún conozco sus significados.

Y como suele ocurrirme cuando extraño mi idioma perdido, la lengua materna que nunca aprendí bien, aquellos días previos al examen gringo, me arrullé a mí mismo escuchando huaynos en Youtube. Del Trío Velille a Chinita de Aymaraes, de los Elegantes Qorilazos a Manuelcha Prado. Mis huaynos son los del sur, de Chumbivilcas a Apurímac, los que escuchaba escuchar a mi padre. Así, navegando, llegué al carnaval de Tambobamba, una canción recopilada por José María Arguedas, cantada por él, y que hoy tiene docenas de versiones. ¿Docenas de versiones? Sí. Intérpretes de todas las edades la cantan: famosos y desconocidos, jóvenes estrellas como Magaly Solier y viejas glorias como la soprano de coloratura Wara Wara. La cantan niñas en las escuelas de Andahuaylas y también bandas de heavy metal en bares de Huancavelica.

Esta es la versión original en la voz de Arguedas:




¿De qué trata? ¿De dónde viene? Esta explicación (La leyenda del Tuytunky) viene del blog Los tíos profundos, de Víctor Hugo Velázquez, tomada a su vez de un viejo artículo de Gloria Avendaño:

En las alturas de Cotabambas vivía una hermosa campesina de la que estaban enamorados muchos jóvenes, hasta los de las comunidades vecinas. La pasña les propone una competencia de charango, para elegir al mejor. Un maqta toca una muy hermosa melodía llamada tuytunki que deja prendada a la joven pasña. Lo elige para pretendiente y le propone tres pruebas para aceptarlo. La primera es subir un cerro y encontrar el paso hacia el valle colindante. La segunda, esperar en la plaza del pueblo de ese valle la noche de luna llena y dejarse conducir por un cóndor a la tercera prueba: cruzar una extensa laguna a caballo cantando y tocando el tuytunki en su charango. Pasa las primeras pruebas sin dificultad y -en pleno vuelo- el cóndor le dice: «toma una de mis plumas. Cuando tengas dificultades al cruzar, escribe con la pluma el nombre de tu amada. Así te salvarás de ser devorado por las aguas.» Agradece el maqta, pero cuando en pleno cruce del lago un gran remolino lo envuelve, en su afán de nadar hacia la orilla olvida escribir el nombre de la amada con la pluma del cóndor. Arrastrado por las aguas, llega el joven al fondo de la laguna y encuentra una aldea sumergida. Para su sorpresa, el jefe de esta aldea es el padre de su amada. Se entera de que ella vive en tierra cumpliendo un castigo. El charanguista suplica al padre que le permita encontrarse con su hija. Ante la persistente negativa, decide tocar día y noche el tuytunki.La música convence al padre. Desde entonces, en noches de luna llena, se escucha el charango en las alturas de la laguna, cada vez que los amantes se encuentran.

La historia es hermosa y universal en el sentido más popular. Parece dialogar con los cuentos populares europeos (¿los tres pelos del diablo?), Las mil y una noches y hasta con Piratas del Caribe, esa saga de Hollywood donde un villano atrapado en las profundidades del océano solo puede salir a tierra una noche cada diez años para encontrarse con la mujer que ama. O amó.

Si yo fuera director de cine, ahorita mismo estaría haciendo llamadas para postular a fondos y premios para llevar esta historia a la pantalla.

Acá una lista de algunas de las versiones del carnaval que más me gustan. Disfruten. Y cuando tengan tiempo, busquen sus propias versiones:




















BONUS: una clase sobre el carnaval.




[26-7-2018]


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