La escritora y dramaturga Mariana de Althaus contó hace unos días que una obra que iba a presentar junto a Mario Vargas Llosa, en la próxima Feria Internacional del Libro de Lima, había sido cancelada sin mayor explicación oficial por la oficina de este autor.
«El 28 de mayo, compartí en mi cuenta de Facebook la noticia del diario El País que recogía una carta que no firmé y en la que varios escritores hispanoamericanos criticaban la poca presencia femenina en la Bienal Vargas Llosa. Lo hice con un comentario crítico hacia la Bienal, no hacia el escritor. Al día siguiente, la oficina de Vargas Llosa en Madrid me informó que Mario cancelaba su participación en la lectura sin darme ninguna explicación».
La cancelación no solo la afectó a ella y a los ocho actores comprometidos, sino también al público que tenía noticia de esa obra y que, seguramente, la esperaba con ansias. Vamos: era un proyecto colaborativo entre dos estrellas: ella, una gran dramaturga; él, bueno, un Nobel que no necesita mayor definición.
Lo que se entiende, con la poca información disponible, es que la cancelación sería una represalia contra Mariana. Los detalles de la carta que ella menciona se pueden leer en Internet, y también las expresiones vandálicas del director de esa Bienal, JJ Armas Marcelo, contra varios autores que la firmaron o compartieron.
Desde mi modesto entender, dos cosas son sorprendentes:
1. Que un hecho de esta magnitud ocurra en un silencio muy extraño dentro de los espacios periodísticos culturales. La noticia es gigante, una especie de Godzilla en el mundo cultural, y sin embargo, el silencio en la prensa (incluyendo a los columnistas, muy locuaces para tantas cosas) es demasiado ruidoso. ¿Será miedo a las represalias?
2. Como lector de Vargas Llosa, he admirado muchas veces su denuncia permanente y obsesiva del poder. El abuso del poder de los dictadores políticos y también familiares.
¿Pero qué ocurre cuando un escritor también tiene poder y, al parecer, abusa de él? ¿No merecen Mariana, los actores y el público alguna explicación oficial de la cancelación?
Por otro lado, me pregunto cómo lxs autorxs estamos leyendo este hecho en la comodidad o incomodidad de nuestros escritorios. ¿Qué vamos a aprender? ¿Con qué ideas o sensaciones nos vamos a quedar? Acaso muchos concluiremos que, en efecto, lo mejor es guardar silencio ante los mayores (aunque claramente estén equivocados o ensimismados) porque «las cosas que suceden tienen siempre sus consecuencias».
Lo que Mariana ha contado exige mucho valor pues, incluso enfrentando las represalias, está revelando un abuso de poder.
Pd: La revista Caretas menciona el incidente con algunos detalles en un artículo de Gabriel Ruiz Ortega del 6 de junio de 2019.
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