Una mujer acaba de descubrir un planeta nuevo. El planeta es habitable. Se llama Tierra. Y vivimos allí, aunque muchas veces queremos largarnos a un lugar más amable. El logro de la mujer, que se llama Susan Goldberg y dirige la revista National Geographic, parece sencillo. ¿Cómo puede alguien descubrir algo que ya sabíamos que existía?
Fácil. En marzo de 2018, la revista iba a lanzar una edición dedicada al Racismo en el mundo, ese tema tan actual sobre el que se publican X cantidad de posts, artículos, libros y revistas. Goldberg y el equipo que ella dirige decidieron en algún momento una pequeña variación: ¿Qué tal si antes de salir a explorar el mundo se miraban un buen rato el ombligo? ¿Qué tal si en lugar de solo explorar el racismo allá afuera apostaban por explorarlo dentro de la misma revista? ¿Qué tan racista es y ha sido National Geographic a lo largo de su historia?
En 1962, National Geographic era esa revista capaz de publicar un artículo sobre Sudáfrica sin incluir en él referencias a la segregación contra los ciudadanos negros. Ahora esa revista acaba de reconocer en público que eso y más ha sido racista. El resultado de esta visión y coraje se resume en el titulo del editorial de Goldberg, que abre la revista: «Por décadas, nuestra cobertura fue racista. Para levantarnos de ese pasado, debemos reconocerlo». Ahí está. Es sencillo. Es ejemplar.
¿De qué manera una persona racista se da cuenta de que es racista? Examinándose. Reconociéndolo en sus acciones y pensamientos.
¿Cómo así una organización racista (un colegio, una universidad, un gabinete de ministros, un país) se da cuenta de que es una organización racista? Haciendo lo mismo. Practicando el sano ejercicio de mirarse en el espejo para analizar por qué uno es así y no de otra manera. ¿Por qué no hay indígenas en el gabinete de ministros? ¿Por qué no hay escritores negros en ese festival? ¿Por qué aquel diario, en 150 años, jamás ha tenido una directora? ¿Por qué no la tiene ahora? Preguntar estas cosas es parte de lo que corresponde hacer a estas alturas de la historia. Las respuestas tienen que ser acciones.
Goldberg es la primera directora de National Geographic en 130 años, y este no es un dato menor. Lo resalta ella misma. «Soy la primera mujer y la primera persona judía, una representante de dos grupos que también sufrieron discriminación aquí», dice. ¿Una persona doblemente discriminada puede ver, sentir, pensar, hacer cosas que las personas con privilegio no ven (al menos no con la misma urgencia)? Nueve hombres habían pasado por ese puesto sin notar que había un elefante llamado racismo viviendo en casa.
Las disculpas de la revista van más allá de una portada y un editorial. «Contratar escritores diversos y de minorías es como nos disculpamos por el pasado», le dijo el jefe de Innovación, Samir Husni, al New York Times. Goldberg añadió: «La cobertura no fue correcta antes porque venía de una élite, un punto de vista blanco, y pienso que eso describe exactamente por qué necesitábamos una diversidad de narradores». Es decir: «Necesitamos fotógrafos afroamericanos e indígenas porque van a captar una verdad diferente y quizá más certera». Es una estrategia tan lógica que uno se pregunta por qué era tan difícil de llegar a ella antes.
Pero ya no se trata solo de National Geographic. Muchas organizaciones en los Estados Unidos están formando comités para enfrentar el racismo institucionalizado en casa. Los trabajadores se reúnen para discutir sobre la diversidad o la falta de ella. En la ONG donde trabajo, en Maine, que también es dirigida por una mujer, estrenaremos en tres semanas un Comité Prodiversidad y otro de Trabajadores de Color. Afuera el mundo sigue siendo hostil y un policía que te detiene en la calle puede matarte con mayor probabilidad si eres negro. Pero en ese mismo país racista y violento, una mujer acaba de encender una luz para hacer el mundo más habitable. El descubrimiento devuelve la fe. Hay vida inteligente en la Tierra.
Ahora la gran pregunta es si esta acción de National Geographic generará un efecto en cadena. En un mundo que adora los videos virales de gatitos, ¿puede viralizarse la autocrítica?
Pd: Doren St Felix escribió una crítica aguda sobre este entusiasmo post-racista en The New Yorker.
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