El mundo se divide entre los que leen en el baño y los que no. A. no lee en el inodoro, pero tuvo el maravilloso detalle de acondicionar un revistero en los servicios de la cabaña.
Incluyó las últimas ediciones de Harper’s. De hecho, estoy ahora mismo enganchado a «The end of retirement», un reportaje sobre ancianos obligados a trabajar porque no
tienen pensiones ni seguros laborales. Cada vez es más frecuente hallar historias sobre el tercer mundo oculto dentro del primer mundo, en los medios gringos. Y no solo se trata de historias de migrantes ilegales, sino de ciudadanos estadounidenses que viven en las mismas condiciones de miseria (o aun peores) que en muchos barrios marginales y zonas rurales de Latinoamérica. Ojo con esto.
Mientras Hollywood sigue creando ficciones donde la superpotencia vence a los extraterrestres, el sufrido periodismo independiente de este país muestra que los grandes enemigos de Estados Unidos pueden ser tan domésticos como los que que enfrentan el Perú, México, Chile: pobreza, seguridad social, salud.
Una película ambientada en ese mundo:
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