Cuando el resto del mundo vea a la selección peruana en el Mundial, pensará que en este país somos todos feos, negros, indios. Pero no teman. América Televisión encontró la solución a esta vergüenza étnica. Invitó a un cirujano de la escuela del Dr. Mengele, quien analizó qué hacer con estos deportistas para volverlos un poco más humanos. Debido a su raza, explicó, Christian Ramos tiene la nariz ancha. Como de mono, pues. Corregir ese defecto es barato, un par de miles de dólares, cortamos aquí, rompemos acá, y listo: con una nueva cara, Ramos estará listo para el álbum de figuritas.
Con Rodríguez la cosa es más complicada porque, además de la narizota, habría que podarle las orejas. A Ruidíaz, que por fortuna no es negro, también habría que pulirle esa nariz de inca.
Y así. El médico se despachó analizando los rostros de los grandes deportistas como si fueran pedazos de carne, moldes de costurería, bestias marcadas por el delito de no ser blancos.
No basta que estos deportistas de todos los colores sean ganadores, los mejores en su disciplina, ni que hayan alegrado al país; además de eso, tienen que arreglarse las caras, dejar de ser quienes son.
Leí sobre las cirugías étnicas hace unos años, cuando estudiaba sobre las «consecuencias» de tener una nariz como la mía en un mundo de molde blanco. Algunos médicos en Europa ofrecían «arreglar» las narices de inca de muchos migrantes andinos para que, libres de ese rasgo de origen, ellos fueran un poco menos visibles, más blancos, menos ellos mismos.
En el Perú, esa coqueta reinvención del nazismo de tocador ha sido acogida por América Televisión, que ha comenzado a promoverla abiertamente. Es un gran negocio. Miremos la cantidad de gente «deforme», negra, chola, que repleta nuestro país. La selección de fútbol es una muestra de esa fealdad, según ese canal tan falsamente buena onda, tan perversamente familiar, tan asquerosamente racista.
Qué vergüenza. Mientras los futbolistas peruanos van a codearse con los mejores del mundo, los ejecutivos de América están en el fondo del peor de los desagües del peor de los mundos. ¿Cómo se arregla eso, doctor?
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UNA PEQUEÑA NOTA SOBRE FACEBOOK
Escribí este texto con indignación e ironía y lo publiqué en Facebook. En solo un día doce mil personas lo compartieron y, gracias a su viralización y al rechazo de muchas personas, instituciones como Chirapaq y el Ministerio de Cultura condenaron el proceder de América Televisión.
Primero, este canal eliminó de su página web el link con la grabación del programa aludido en mi texto y luego publicó un escueto comunicado disculpándose con «los que han podido sentirse ofendidos». La empresa no reconoce abiertamente la práctica racista pero anuncia que tomará «las medidas correspondientes para que no vuelva a suceder». El programa aún no ha sido retirado del aire pero el comunicado podría considerarse como un primer paso. En adelante, quizá la empresa tendrá más cuidado. Quizá.
A pesar de este desenlace, Facebook decidió eliminar mi post porque este «infringe las normas comunitarias» y me ha castigado impidiéndome publicar nada durante 24 horas. Facebook y sus robots no entienden la ironía ni, por lo tanto, dónde está en realidad el odio.
El video del programa aludido se puede ver líneas abajo, y es un documento valioso sobre la mentalidad de quienes hacen televisión de entretenimiento en el país.