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Marco Avilés

Sueños

¿Cómo reportear sobre los sueños? No lo sé aún. La verdad por delante. Autores como Georges Perec y Rodolfo Fogwill anotaban sus sueños en cuadernos. Los consideraban parte importante de su vida creativa. Como si los sueños fueran cuentos que ocurrían en sus cabezas de manera espontánea, y que ellos debían salir a cazar de noche. Tarde o temprano ambos publicaron antologías de sus sueños.

Otro soñador del mismo estilo fue el filósofo Walter Benjamin, aunque sus sueños fueron reunidos por los que estudian la obra que él dejó dispersa, en manuscritos, cartas y a veces en libros en los que colaboraba.

Yo sueño, como todos; pero me maldice la memoria. Es una memoria peculiar. El recuerdo de los sueños me ataca apenas al despertar y muchas veces me nubla la vista, como si las imágenes fueran espejos que rebotan luz hacia mis ojos. Tengo sueños intensos. Y recuerdo al menos cuatro o cinco las mañanas mas fuertes. Luego, a los pocos minutos, los sueños se deshacen y ya no recuerdo nada.

Hace un par de meses decidí incorporar los sueños dentro de mi diario personal. Este diario no tiene más pretensiones que ser solo un cuaderno de ejercicio de memoria y narración. Anoto todo lo que puedo, y lo hago a mano para ahuyentar al editor de mí mismo, que trabaja en word. Así que allí terminan mis sueños por ahora. No escribo ficción y no creo que mis sueños sean cuentos. Me parecen, más bien, experiencias de un yo paralelo en un mundo paralelo. Y donde el yo casi siempre es un periodista. Es curioso y un poco estúpido que, con toda la libertad que ofrecen los sueños, uno termine siendo en ellos casi lo mismo que en la cárcel de la realidad.

Mi gran ilusión es, quizá por eso, una ilusión de cronista. ¿Cómo puedo reportear mis propios sueños? ¿Cómo puedo entrar en ellos y registrar lo que veo allí y escucho y converso para más tarde escribir crónicas de esos sueños sin miedo a olvidar?

Leo algunos manuales y selecciones. He conseguido los clásicos de Freud y Jung; también uno de Hillman (El sueño y el inframundo); los de Perec (La cámara oscura) y Benjamin (Sueños) y Fogwill (La gran ventana de los sueños); una antología preparada por Borges (El libro de sueños); un ensaño de A. Alvarez (Night). Y los voy picoteando cuando puedo. Algo entenderé. Algo averiguaré.

La semana pasada compartí tres sueños en mi columna de La República. Me dan un poco de vergüenza ahora. Pero por algo había que comenzar. [6-11-2014]

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