La ilustración de este artículo sobre la extinción de los medios escritos impresos y digitales es precisa. El meteorito es la disrupción tecnológica y cultural que aleja a las audiencias. Es decir, los medios están acá, las audiencias allá, y lo que conectaba a ambos se hace trizas. No se trata de que la gente no quiere leer, como se decía hace unas décadas: se trata de que los medios no saben cómo lograr que las personas lleguen a sus contenidos.
Facebook, para empezar, es un espacio sin noticias desde que sus algoritmos reducen la circulación de posts que linkean a diarios y revistas. En otras palabras, la plataforma prefiere y estimula que pongas un post que diga “empezando con buen ánimo la semana” (al que premiará con muchos likes) y desestimula que compartas links de diarios o revistas (a los que esconderá para que no los vea ni tu abuelito que siempre te da like).
En el planeta vecino, Twitter, una de las grandes genialidades de Elon Musk fue eliminar las cabeceras de los artículos que la gente compartía. Muy loco. Como un arrebato dictatorial, plaf, un día desaparecieron los titulares. Los medios, dependientes de las redes para atraer gente a sus webs, sufren estos castigos sin hacer demasiado ruido.
La época en la que recorríamos Internet visitando páginas web y descubriendo nuevos sitios de propia iniciativa pasó hace mucho. Como dice Cory Doctorow en su último libro, "The Internet Con", uno de los grandes logros de los 'genios' detrás de las redes sociales es haber reducido toooda la Internet a cuatro o cinco sitios. Y aquí estamos.